El ejemplo del que memoriza el Corán es como el ejemplo del camello trabado: si lo preserva (revisándolo), lo retiene y si lo descuida, se le escapa
«إنّما مَثَلُ صَاحبِ الْقُرْآنِ كَمَثَلِ الإِبِلِ المُعَقَّلَةِ، إنْ عَاهَدَ عَلَيْهَا أمْسَكَهَا، وَإنْ أطْلَقَهَا ذَهَبَتْ». (مسلم)